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#ConDatos: Cómo escribir sobre la pseudociencia sin ‘darle oxígeno’ a las mentiras que promueve
Por: Cristina Tardáguila
Tras más de un año de pandemia, es muy posible que ya hayas visto videos en los que supuestos médicos, inmunólogos y virólogos niegan que el nuevo coronavirus sea peligroso y pueda causar la muerte. Son hombres y mujeres que cuestionan las instrucciones sanitarias difundidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y promueven falsas curas para el COVID-19. Entre ellas, el peligroso dióxido de cloro y la ineficaz cloroquina.
En las últimas semanas, sin embargo, los autodenominados Médicos por la Verdad han sido objeto de algunos reportajes relevantes y provocaron reflexión por parte de la prensa.
¿Cuál sería la mejor forma de informar sobre la existencia de un colectivo negacionista? ¿Cómo reportar sobre lo que dicen sin ampliar sus falsedades?
La investigación colaborativa firmada por los verificadores de datos de Maldita.es, en España, y de Chequeado, en Argentina, es un ejemplo a seguir.
Publicados en la segunda semana de mayo, los textos hacen un recorrido histórico y, con un lenguaje de fácil comprensión, lograron poner a un clic de distancia muchos datos que ayudan a entender quiénes son los Médicos por la Verdad y cuáles son sus motivaciones.
Según la investigación, el grupo surgió en Alemania, se fortaleció en España y, ahora, gana miembros en América Latina. Ellos defienden que la crisis sanitaria, que ya ha matado más de 3,5 millones de personas, es en realidad un supuesto “plan de dominación global” que involucra a varios gobiernos, empresarios e incluso plataformas de redes sociales.
Desde 2020, el grupo alimenta grupos de Facebook y cadenas de WhatsApp con teorías de la conspiración. También difunden el rechazo a la vacunación contra el COVID-19, al uso de las mascarillas y a todas las medidas de aislamiento social que pueden efectivamente ayudar a controlar el nuevo coronavirus.
El trabajo periodístico de Maldita y Chequeado revela, por fin, que ya han surgido algunos intentos por frenar este colectivo. Organizaciones médicas —sobre todo en España— abrieron expedientes contra algunos de estos médicos y estudian aplicarles sanciones profesionales. De acuerdo con Maldita, estas organizaciones entienden que las mentiras que los Médicos por la Verdad promueven “pueden ser muy graves para la salud individual y colectiva” y representar un “desprestigio y una pérdida de confianza en la profesión médica”.
Pero, mientras estas entidades parecen dar los primeros pasos para combatir la desinformación médica, es importante que la prensa revise cómo tratar a los médicos desinformadores.
¿Qué debemos hacer para ‘quitarle oxígeno’ a las mentiras difundidas por los Médicos por la Verdad? ¿Cómo nos aseguramos de que la sociedad en general entienda que esto es solo un grupo pequeño frente a todo el cuerpo médico mundial?
Estas son algunas reflexiones que deberían generar debate en las redacciones:
El primer y más importante punto es recordar que no hablar de la pseudociencia no impacta en su existencia. Es decir: se equivocan los que piensan que es mejor no informar sobre este asunto. Es deber de los periodistas contar que estos grupos existen, que lo que dicen es peligroso y que es importante evitarlos. Todo esto con técnica y una buena estrategia.
El segundo punto de atención tiene que ver con la forma. Mientras en la cobertura política se espera que la prensa exponga propuestas y visiones de mundo totalmente diferentes y diversas, en la ciencia no existe el ‘dosladismo’. No hay espacio para opiniones diametralmente opuestas. Solo hechos comprobados.
Así que es mala idea entrevistar a los Médicos por la Verdad, por ejemplo, como si sus informaciones estuvieran en el mismo nivel de aquellas difundidas por la OMS y las demás entidades médicas del mundo. Al hablar con y/o sobre este grupo, es vital recordar a la audiencia que lo que dicen no encuentra eco en estudios científicos e incluso puede matar.
El tercer punto de atención en la cobertura de los médicos negacionistas tiene que ver con entender y explicar a la sociedad el paso a paso de la producción del conocimiento científico. Es evidente que la ciencia avanza y que lo que es considerado verdad hoy puede no serlo en un par de días.
Pero el hecho de que una revista médica haya publicado los resultados de una investigación, no confiere al estudio el carácter de ser irrefutable. En los últimos meses, han sido varios los casos de retracciones hechos por publicaciones científicas tras detectar fallos relevantes en la metodología de estudios.
Conviene a la prensa, por lo tanto, ser un poco más cuidadosa con aquello que pone en evidencia, puesto que su propia credibilidad puede estar en juego.
El cuarto punto de reflexión está muy bien reflejado en el trabajo de Maldita y Chequeado. Se espera que la prensa investigue quiénes son los médicos que difunden desinformación sanitaria para entender qué les motiva. Las historias de Natalia Prego Cancelo y Chinda Concepción Brandolino, por ejemplo, están a disposición de cualquiera que haya recibido audios y videos de su autoría, y desee hacer verificaciones propias.
Para tener en cuenta
No pienses que al no informar la existencia de profesionales sanitarios negacionistas lograrás que desaparezcan. Prepárate para hablar sobre ellos de forma técnica y estratégica. Aquí van algunas sugerencias:
– Recuerda que en ciencia no existen dos lados. No existen opiniones. Hay datos comprobados y teorías científicamente refutadas.
– Repite siempre que la pseudociencia existe y que puede provocar la muerte.
– No todo estudio publicado en una revista científica es definitivo e irrefutable. Recuerda las retracciones y sé más cuidadoso, puesto que tu credibilidad también está en juego.
– Investiga a fondo sobre los desinformadores médicos. Sus historias tienen que estar a un clic de distancia para los que reciben videos y audios repletos de falsedades.
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