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Columnistas

Cómo elegir fuentes confiables de información e identificar a las que promueven pseudociencias

Cómo elegir fuentes confiables de información e identificar a las que promueven pseudociencias

noviembre 18, 2021

Por: Florencia Ballarino

Desde el inicio de la pandemia, a los esfuerzos para frenar la propagación del virus y hallar un posible tratamiento y/o vacuna contra el COVID-19, se sumó el desafío por combatir otro grave problema para la salud pública: la epidemia de desinformación.

Ante la incertidumbre sobre el origen, la forma de transmisión y las medidas de prevención del COVID-19, se multiplicaron voces -muchas veces no especializadas- con información errónea o directamente falsa a través de redes sociales y otros medios.

Diferentes comentaristas sin conocimiento ni experiencia previa se apresuraron a vaticinar la evolución de la curva epidémica, recomendar tratamientos sin evidencia científica y opinar sobre cada fase de los ensayos clínicos de las vacunas, en el afán por contar con respuestas frente a un hecho desconocido como una pandemia.

Pero, frente a la multiplicidad de voces: ¿en cuáles fuentes debemos confiar?

Uno de los mayores desafíos de los periodistas científicos al cubrir la pandemia fue explicar cuál era el consenso científico sobre determinado tema a medida que se iba construyendo y no basarnos en un resultado único u opinión única. Hubo que discernir muy cuidadosamente quiénes eran los referentes confiables a los cuales consultar.

En primer lugar, un consejo es evitar a aquellos expertos que abordan cuestiones que van más allá de su formación académica y experiencia profesional. El intrusismo profesional es el ejercicio de actividades profesionales por personas no autorizadas para ello y en medicina puede constituir un serio delito.

Una fuente, además de calificada, debe ser especializada. Así como en nuestra vida personal si tenemos un esguince de tobillo no haríamos una consulta médica con un cardiólogo sino con un traumatólogo, no deberíamos dar voz a expertos cuya especialidad no está relacionada a la temática que vamos a abordar en nuestro artículo, audio o video.

En segundo lugar, es importante defender las fuentes fiables de información. En ese sentido, el periodista tiene un rol clave porque es el puente entre los médicos/científicos y las audiencias. Justificar por qué elegimos esa fuente para nuestro artículo, audio o video, y no otra, puede ayudarnos a reflexionar sobre nuestro propio proceso de validación de referentes.

Para evaluar la calidad de una fuente es necesario siempre preguntarse:

¿Para quién trabaja el médico? ¿Trabaja para un centro de salud de renombre, una universidad o practica la medicina en forma privada?

¿El médico posee una matrícula habilitante? ¿Está actualmente en actividad?

¿Cuál es su especialización? ¿Es miembro de alguna sociedad científica?

¿El médico o científico en cuestión es recomendado por otra fuente de confianza?

¿Qué tipo de artículos publicó el científico anteriormente? Revisar publicaciones de investigación anteriores, por ejemplo, a través de PubMed o Google Scholar.

En un artículo publicado en Scientific American, el filósofo Nathan Ballantyne y el psicólogo social David Dunning (sí, el mismo del efecto Dunning-Kruger) plantean algunas otras preguntas interesantes para detectar fuentes relevantes: ¿El médico o científico en cuestión tiene capacitación y un historial en ese campo? ¿Otras fuentes afirman lo mismo? ¿El supuesto “experto” habla en nombre de muchos?”

Ballantyne y Dunning plantean que es esencial verificar las afirmaciones de aquellos que afirman ser expertos: “No confíes en un solo experto, sino en expertos en plural”. Y advierten: “En tiempos de ansiedad, todos sentimos la necesidad de saber. Pero a medida que buscamos satisfacer esa necesidad, debemos ser cautelosos”.

En ese sentido, una señal de alarma que podría indicar la falta de confiabilidad de la fuente es que su opinión difiere notablemente con respecto a la de otros en el mismo campo.

Muchas veces contar con las mejores credenciales tampoco es requisito suficiente para evaluar a nuestra fuente. Por ejemplo, durante la pandemia el polémico científico Luc Montaginer, ganador del premio Nobel de Medicina en 2008, hizo varias declaraciones sin sustento científico sobre las vacunas contra la COVID-19 y las nuevas variantes del SARS-CoV-2. Estas afirmaciones falsas fueron verificadas por diferentes sitios de fact-checking alrededor del mundo (en inglés, español y francés).

Por eso al mismo tiempo que defendemos las buenas fuentes de información, tenemos que identificar a las que difunden pseudociencias, promueven tratamientos sin sustento científico, como la hidroxicloroquina o el dióxido de cloro, y amplifican resultados científicos cuestionables antes de su revisión por pares (preprints). Dar voz a una fuente no calificada puede transformar al periodista en un difusor de desinformaciones.

En este sentido, es clave conocer a quiénes están detrás de la desinformación y los intereses que los movilizan. La serie de investigaciones “Los Desinformantes” que viene realizando desde 2020 Latam Chequea, la red de chequeadores latinoamericanos, con la coordinación de Chequeado, muestra a actores que difunden información falsa en forma sistemática durante la pandemia.

Además, Salud con Lupa y la red Latam Chequea lanzaron un repositorio que reúne fichas de personas que divulgan información falsa sobre la pandemia en el espacio público. El proyecto se inicia con una lista de 50 personas de 13 países que tienen en común el manejo irresponsable de los datos, la desconfianza hacia el consenso científico y, con frecuencia, una visión conspiranoica de la realidad.

Estar alertas a no difundir estas voces desinformantes y preocuparnos por incluir en nuestros artículos, vídeos o audios fuentes de información confiables, calificadas y especializadas es una forma de combatir la infodemia y hacer un periodismo de calidad.

Sobre el Premio Roche

El Premio Roche de Periodismo en Salud es una iniciativa de Roche América Latina y la Secretaría Técnica de la Fundación Gabo que busca reconocer la excelencia y fomentar el trabajo periodístico de calidad en la cobertura de temas de salud en América Latina.

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