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#ConDatos: ¿Qué hacemos cuando las ‘fake news’ malinterpretan datos reales?
Negacionistas manipulan información real, extraída de tres bases de datos oficiales, al intentar ampliar el miedo hacia las vacunas de COVID-19.
Por: Cristina Tardáguila
Usar datos públicos -leídos de forma sesgada a propósito- para aumentar la resistencia a las vacunas contra el COVID-19 es la más reciente táctica de los negacionistas de la pandemia.
De forma sistemática, estos grupos producen y difunden por redes sociales y por cadenas de WhatsApp pantallazos y videos en los que se ven tablas, extraídas de sistemas oficiales de monitoreo sanitario de Estados Unidos y Europa, como forma de demostrar que las vacunas pueden incluso matar.
Sin embargo, estas personas omiten que la forma como se construyen esas tablas no les autoriza a sacar esas conclusiones. Para afirmar que hay una relación de causalidad entre una inyección y un efecto adverso registrado, hace falta una larga investigación científica.
Para frenar esta nueva ola de falsedades, es importante que los periodistas hablen y escriban sobre el mal uso de datos públicos. También es vital que expliquen cómo funcionan las principales bases de datos sobre COVID-19 y vacunación del mundo, estimulando al ciudadano a conocerlas. No es una tarea difícil.
El 5 de mayo, el presentador de Fox News, Tucker Carlson, dijo en su programa de televisión que “el aparente número de muertos por las vacunas contra el nuevo coronavirus” en Estados Unidos había llegado a 3.362 entre diciembre de 2020 y abril de 2021.
Como bien demostraron los verificadores de AFP, Carlson usaba números reales extraídos del Sistema de Notificación de Eventos Adversos de Vacunas (VAERS, en inglés) pero optó por ignorar todos los mensajes que alertaban sobre cómo se deben interpretar las informaciones allí guardadas. Esas alertas dicen lo siguiente:
“La base de datos de VAERS contiene información no verificada sobre efectos adversos (enfermedades, problemas de salud y/o síntomas) que aparecen después de inmunizaciones realizadas con vacunas autorizadas en los Estados Unidos. El VAERS acepta informes de cualquier persona”.
VAERS es, por lo tanto, una base de datos a la que cualquier persona puede contribuir, registrando un evento que considera adverso y que, de alguna forma, podría estar relacionado con la vacuna.
Es parte del trabajo de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, en inglés) analizar cada registro y, enseguida, determinar si hay una relación causal entre la inyección y el evento reportado.
Al explicar este punto a la sociedad, periodistas y verificadores podrían exhibir, por ejemplo, el total de accidentes de tráfico con muertes, según el VAERS. Los fallecidos entran en el total de muertos del sistema, pero la relación de cada muerte con las vacunas que esas personas recibieron antes del accidente solo se confirmará por medio de un amplio estudio. Es decir, el hecho de que un evento adverso conste en las tablas de VAERS no significa necesariamente que la vacuna haya sido la culpable.
Cuando Carlson amplificó esta falsedad sobre las inyecciones contra COVID-19, la comunidad de verificadores de datos ya había publicado por lo menos 15 chequeos explicando cómo funciona VAERS.
El 17 de enero, Science Feedback negó que, en el mes anterior, 13 personas murieran en territorio estadounidense en consecuencia de las vacunas contra COVID-19. La falsedad, por supuesto, se apoyaba en datos extraídos de VAERS, malinterpretados a propósito.
El 20 enero, Myth Detector, del país de Georgia, aclaró que las inyecciones no habían matado a 55 personas en EE. UU. Subrayó en su texto cómo se deben leer las informaciones que aparecen en el sistema de notificación estadounidense.
Dos semanas después, como una ola imparable, el uso indebido de las informaciones públicas de VAERS ya había llegado a Taiwán, exigiendo una verificación -publicada en chino tradicional- que negaba que la vacuna de Pfizer hubiese matado a 653 americanos.
Y, hace menos de un mes, la manipulación maliciosa de VAERS apareció en español, obligando al equipo de Maldita a escribir una vez más sobre este mismo tema.
Esta táctica desinformativa también afecta a otras dos importantes bases de datos: las europeas EudraVigilance y EuroMOMO.
Los ciudadanos deben saber que EudraVigilance es el sistema que controla y analiza informaciones sobre eventos adversos relacionados con medicamentos que circulan dentro de la Unión Europea. Está disponible en la página de la Agencia Europea para Medicamentos (EMA, en inglés) y cualquiera lo puede consultar.
Sin embargo, el 5 de mayo, el equipo de EFEVerifica tuvo que escribir que era falso que las vacunas contra COVID-19 hubieran causado la muerte de 6 mil personas en Europa. Igual que pasa con VAERS, allí están los registros de los eventos. No es una prueba de causalidad.
EuroMOMO es el portal de monitoreo de la mortalidad en Europa. Hace unos días viralizaron trinos que afirmaban que Israel había dejado el sistema por la cantidad de muertos registrados. Mentira. El país solo tardó unos días más para actualizar la información pública.
Así que, contar a las audiencias -sea en formato de texto, video o audio- que hay gente manipulando datos de por lo menos tres plataformas sanitarias, puede contribuir a la reducción de la resistencia a las vacunas. Es hora de producir explicaciones fuertes y claras.
Para tener en cuenta
1. VAERS, EudraVigilance y EuroMOMO son base de datos muy relevantes sobre el impacto de vacunas y otros medicamentos en la salud de los ciudadanos. Conocerlas puede ser importante no solo para chequear informaciones sobre COVID-19, sino también para otros temas sanitarios.
2. Estas tres bases de datos acumulan registros de eventos adversos, pero la relación de causalidad solo se confirma tras una amplia investigación científica.
3. Crear textos, videos y archivos de audio explicando la manipulación de datos reales puede ser una medida eficaz en el combate a este tipo de desinformación. ¡Adelante!
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